Primer día en casa de un cachorro Bichón Maltés
Recogemos a nuestra perrita Kira del criadero.
Hoy es un día muy especial, porque después de casi un año esperando, vamos a ir a recoger a nuestra cachorrita Bichón Maltés Kira. Nos hubiera gustado adoptar a una de la protectora de animales, pero soy alérgica a la caspa de los perros, por lo que solo era posible tener una raza de perro de las llamadas hipoalergenicas, y es casi imposible encontrar estas razas en las protectoras.
Aquí podéis ver un video de la llegada a casa de Kira y sus primeras 48 horas con nosotros.
Hicimos un viaje de hora y media, y antes de llegar paramos en una tienda de accesorios de animales para comprar todo lo necesario para ella. Cuando la conocimos fue muy emocionante, para nosotros fue amor a primera vista, y nada más cogerla en brazos, Kira nos lamió la cara, como si fuera un besito para saludarnos. Era muy simpática, y se vino con nosotros contenta.
Pero cuando la subimos al coche empezó a temblar, y estaba bastante asustada por el ruido del vehículo. Finalmente, durante el trayecto nuestra perrita se durmió, cuando llegó a casa empezó a olerlo todo y a conocer el entorno. Nosotros estábamos muy emocionados, pero se notaba que Kira extrañaba a su mamá y a su hermano perruno. Hicimos todo lo posible por tratarla con cariño, pero aún así, Kira no quería comer.
Cuando llegó la noche, no lloró pero se despertaba muchas veces y nos buscaba para que la acariciáramos, le compramos un perrito de peluche y se lo pusimos en su camita, y eso pareció que la tranquilizaba.


A la mañana siguiente mi pequeña maltesa vomitó y seguía sin comer, por lo que la llevamos al veterinario y comprobaron su estado de salud. Parecía estar todo bien, probablemente vomitó por el trayecto en coche, y no comía porque extrañaba la casa y a su familia perruna. Probamos de darle comida humana, (pollo hervido y arroz) porque en estos momentos urgía que comiera cualquier alimento, y tampoco lo quería. Le ofrecimos leche, pero la olía y se iba. La veterinaria nos dijo que si al día siguiente no comía, tendría que volver a llevarla. Pero finalmente por la tarde empezó a comer su pienso y a estar más juguetona.
Al final del segundo día, ya se le veía muy feliz, y activa. Poco a poco con mucho cariño se ha adaptado a nosotros, y ha llenado nuestro hogar de felicidad.